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¿DÓNDE ESTAMOS? |
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EL PAISAJE | Nuestros origenes | ¿De qué vivimos? |
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La Costa Brava es la denominación que recibe el sector litoral más septentrional de Cataluña, desde la población de Portbou hasta Blanes. Se trata de una costa extremadamente accidentada a causa de una serie de sistemas montañosos que caen abruptamente sobre el mar, confiriendole un aspecto salvaje y a la vez cautivador.
Forman parte del paisaje típico de la Costa Brava los pinos que a menudo estan casi tocando el agua. Hay, sin embargo, algún sector como el golfo de Roses o los arenales de Pals, de amplias playas de arena que rompen la unidad del paisaje.
No debemos olvidar otro de los aspectos de la Costa Brava, que es la presencia de las últimas estribaciones de los Pirineos -la sierra de la Albera y la sierra de Rodes- que permiten al visitante disfrutar del mar y de la montaña paralelamente.
Esta combinación entre un paisaje seductor y unas poblaciones de gran atractivo turístico transmiten al visitante los mejores estímulos y sensaciones.
La oferta turística de la Costa Brava es tan extensa como interesante y se adapta incluso al viajero más exigente.
La historia, el arte, la arquitectura, la posibilidad de practicar algún tipo de deporte, especialmente los relacionados con el mar, y acompañados de una immejorable infrastructura turística y gastronómica hacen de la Costa Brava una destinación única.
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NUESTROS ORIGENES | El paisage |
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El Empordà es una de las demarcaciones históricas más antiguas e importantes de Catalunya. Corresponde a grandes trazos al antiguo condado de Empúries, nombre que proviene de la colonia griega de Empórion, puerta de entrada de las civilizaciones helénica y latina. El condado mantuvo una dinastía propia y una fuerte vitalidad hasta bien entrado el siglo XIV.
El Alt Empordà es la comarca más nordoriental de la península ibérica con una superfície de 1342, 43 km2. Conectada a Francia a través del Pirineo y unida al resto del mundo por el Mediterráneo.
La comarca del Alt Empordà cuenta con una población de 92982 habitantes. La capital de la comarca, Figueres, tiene 34048 habitantes.
Una de las riquezas del Alt Empordà radica en la gran variedad monumental: vestigios prehistóricos, restos de las civilizaciones griega y romana, muestras de la arquitectura medieval, interesantes muestras del modernismo y del románico.
Si tuvieramos que definir esta comarca, lo haríamos diciendo que es la tierra que inspiró a Dalí en su camino hacia el Surrealismo, marcada por el peculiar viento del norte llamado tramontana que se suele decir influye en la personalidad de sus habitantes. Conocida extensamente es también su gastronomía enriquecida por los vino con denominaciones de origen y los prestigiosos cavas.
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DE QUÈ VIVIM? | El paisage | Nuestros origenes |
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La tradición comercial de la comarca viene del siglo VI a. C. cuando los griegos se instalaron en Empúries y comerciaron con los habitantes de la región. El nombre Empordà que viene de la palabra Emporium significa mercado.
La economía tradicional ha sido siempre de carácter rural con los cultivos básicos del olivo y la vid y, la trilogía trigo, maíz y alfalfa, con zonas de horticultura y otos árboles frutales. En la parte más húmeda de la plana, cerca de las marismas, hay una extensa zona de parques naturales utilizados des de siempre para la ganadería. De las actividades ligadas a la vida marinera queda con bastante vitalidad la de los pescadores con puertos importantes en Roses, el Port de la Selva, Llançà y l'Escala. Otras actividades que no hay que olvidar son las de ganadería que durante siglos ha sido un complemento de la agricultura y que los últimos años se ha incrementado notablemente. A continuación tenemos la indústria, de menor importancia que el sector comercial, pero que también ha ido muy ligada al desarrollo de la comarca.
Pero actualmente el Alt Empordà es una comarca eminentemente turística con una economía basada en los servicios de hostelería, restauración y comercio. De esta manera la actividad turística ha facilitado el tránsito del modelo socio-económico de la comarca desde unas actividades productivas del sector primario (agricultura y pesca) hacia el sector de servicios.
A pesar de esto, las actividades agrarias se consolidan en la gran mayoría de municipios del interior y conviven con las actividades propias del turismo y la construcción.
Más específicamente se conoce Figueres como ciudad comercial debido al alto número de comercios que se encuentran.